No soy muy amiga de los libros de autoayuda. No me convencen los enunciados del tipo «Si quieres, puedes» (entre otras cosas, porque la realidad está ahí para demostrar que, te pongas como te pongas, en ocasiones no, no puedes). No me refiero a mensajes como «Si entrenas para un maratón, lo terminarás». Esta frase se limita a exponer un hecho que incluso podría contrastarse con la realidad («El X% de los corredores que entrenan para un maratón, lo terminan»). Pero, aunque yo quiera, nunca seré campeona del mundo de maratón. Por mucho que yo entrenase y dedicase mi vida a ello, ahí estaría Realidad, impasible: lo siento, no.
Por ello recibí con cierto recelo la llegada del coaching al atletismo. No sé muy bien a dónde quieren llegar con «Supera tus miedos», «La felicidad está detrás del muro» (¿Qué muro? Como no sea el que me topé en el kilómetro 38…), y demás eslóganes. Creo que correr sirve para ponerse en forma, socializar e incluso para mejorar tu estado de ánimo, ya que te hace secretar endorfinas (la hormona de la felicidad, que sienta muy bien). Y poco más.
Pero he de reconocer que quizás exista una relación entre un determinado estado de ánimo y aferrarse a este deporte. En el libro ‘Nacidos para correr‘, Christopher McDougall afirma que, a lo largo de la Historia, las épocas de crisis económica se han caracterizado (entre otras muchas cosas) por un aumento notable del número de corredores. Desconozco si esto ha sucedido en el pasado, tal y como él afirma; pero lo que es cierto es que, en los últimos años, y a pesar de la delicada situación del país, los runners se han multiplicado casi exponencialmente. Como si alguien hubiera abierto un grifo, las calles se han llenado de hombres y mujeres ataviados con mallas y camisetas flúor. Cada vez somos más los que nos inscribimos en carreras, los que navegamos por Internet en busca de información para mejorar nuestro rendimiento, los que ansiamos que salga el nuevo modelo de zapatillas que nos impulsará hasta el infinito y más allá, incluso los que nos obsesionamos con los 42.195 metros y sufrimos los cinco daños colaterales de entrenar para un maratón.
No quiero caer en la falacia de confundir casualidad con causalidad; seguramente, este florecimiento del atletismo se deba a muy diversos factores, como al hecho de que correr es algo que puede hacer cualquiera, a que no se necesita ninguna instalación especial para practicarlo, a que es barato, a lo bien que sienta el subidón hormonal que genera (¡benditas endorfinas!), sin olvidar el valor que esta sociedad da al estado de forma y al físico de las personas. Pero en el ascenso del running como uno de los deportes más practicados por los españoles, claro que juega un papel importante la autosuperación, la sensación de control sobre nosotros mismos que correr aporta y que, en épocas difíciles, tiene un valor incalculable.
La autoestima puede ser una de las mayores víctimas en situaciones complicadas. Problemas laborales, dificultades económicas, personas en paro… Es difícil no verse afectado anímicamente ante esto. El deporte puede suponer una especie de balsa de salvamento. Aunque el mundo se derrumbe a tu alrededor, te pase lo que te pase, sabrás que a las ocho de la tarde estarás calzándote tus zapatillas para demostrare a ti mismo que aún puedes alcanzar un objetivo. Es una actitud absurda, lo sé; es esconder la cabeza como el avestruz, hacer como si no pasara nada, y por unos minutos, ser feliz. Pero sienta tan bien… En época de crisis, corre.
Rufino's youngest child
Lo haré Susi. Este finde intentaré superar mi record de correr treinta metros!.
En serio, Susi, maravillosa reflexión. En tu línea.
Susana Viñuela
De los 30 metros a los 5 km no hay nada :P
Muchísimas gracias, Rufino’s youngets child :)
¡Un beso!
Miguel
Muy buen artículo, Susana. No esperaba menos después de leer tu espectacular crónica de la Maratón de Nueva York. Como colega de pasiones y aficiones, Periodismo y Running, seguro que me agradecerás que te corrija una errata (porque cómo odiamos que un pequeño fallo afee algo bueno que escribimos):
Al final del segundo párrafo, pone «Creo que correr sirve para ponerse en forma, socializar e incluso para mejorar tu estado de ánimo, ya que te hace secretar endorfinas (la hormona de la felicidad, que sienta muy bien). Y poco más.» Supongo que ese ‘secretar’ pretendía ser un ‘segregar’.
Por lo demás, como runner aficionado y escritor apasionado, un placer leerte.
Susana Viñuela
¡Hola, Miguel!
Muchas gracias por tus palabras :) No te preocupes por comentarme la supuesta errata, se agradecen todos comentarios (incluidas las críticas, si son constructivas; y la tuya lo es).
Quizás me equivoque, pero creo que, en ese caso, «secretar» es correcto… Mira, esta es su definición, según la RAE:
«Secretar: (Del lat. secrētum, supino de secernĕre, segregar).
1. tr. Biol. Dicho de una glándula: Despedir materias elaboradas por ella y que el organismo utiliza en el ejercicio de alguna función.».
De hecho, y según la RAE, «segregar» es, en una de sus acepciones, sinónimo de «secretar»:
«segregar.
(Del lat. segregāre).
1. tr. Separar o apartar algo de otra u otras cosas.
2. tr. Separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales.
3. tr. Secretar, excretar, expeler.».
¿Quizás haya algún matiz biológico que se me escapa, y te referías a eso?
Encarna
Efectivamente, «secretar» y «segregar» son sinónimos en varias de sus acepciones, lo que ocurre es que «secretar» lo utilizamos más en el ámbito de la Medicina que en el lenguaje común. Me gustan mucho tus artículos, Susana, ojalá pueda yo hacer una crónica alguna vez de la Maraton de Nueva York. Mientras tanto, siempre nos quedará París (cuya Maraton correre, espero, este próximo Abril). Saludos.
Susana Viñuela
Hola Encarna,
No suena nada, nada mal. París bien vale una misa, un maratón, y una crónica ;)
Mucha suerte, ya me contarás qué tal. ¡Un saludo!
Miguel
Pues mira tú por dónde acabo aprendiendo algo yo, jajaja…Ok, entonces el artículo era perfecto del todo. Enhorabuena, a seguir corriendo y escribiendo ;)
Susana Viñuela
¡Jajaja! Perfecto, no, pero muchas gracias por tus palabras, Miguel.
Nos vemos en las carreras ;)
Maricarmen
Jaja Es una manera excelente de huir de la crisis. Y además no hace falta tener un destino. Nunca tiene mas sentido aquello de que el viaje es en si mismo el destino.
Susana Viñuela
Qué bonita forma de definirlo, Maricarmen. ¡Muchas gracias!